Al menos 50 personas murieron y unas 50.000 resultaron damnificadas el lunes en uno de los peores temblores que han sacudido a Italia en los últimos diez años y que destruyó casas, edificios e iglesias de la histórica ciudad de L’Aquila (centro) al este de Roma.“El balance de muertos es fuerte, se calcula más de 50″, declaró el ministro italiano del Interior, Roberto Maroni, a un grupo de periodistas en la antigua ciudad medieval, a 110 kilómetros de Roma, buena parte de cuyos monumentos artísticos, campanarios y cúpulas, quedaron parcialmente destruidos.
Según estimaciones de Protección Civil, encargada de coordinar las operaciones de rescate, entre 40.000 a 50.000 personas resultaron damnificadas por el temblor y serán trasladadas a hoteles y tiendas de campaña.
Entre los muertos, se cuentan al menos cuatro niños, mientras numerosas personas se encuentran aún atrapadas bajo los escombros y no se conoce aún la cifra de desaparecidos, indicaron fuentes oficiales.
“Viví 20 segundos en el infierno”, contó a la AFP María Francesco, quien asistió al derrumbe de su casa. “Me sentía como en un filme, no me parecía real”, agregó aún atónita.
Numerosas personas se refugiaron en los propios automóviles estacionados frente a la propia casa derruida, a la espera de un abrigo mejor.
Los equipos de rescate, provenientes de toda Italia, continuaban a mediodía excavando entre los escombros y pedían “silencio” para poder detectar cualquier rumor entre el cemento y los ladrillos.
El ministerio del Interior envió 1.700 policías y bomberos de refuerzo a la zona siniestradas.
Las carreteras de acceso a L’Aquila fueron cerradas por lo que miles de personas caminaban como hormigas con mantas bajo el brazo y botellas de agua, completamente cubiertas por el polvo blanco.
El sismo de magnitud 6,2, según el nuevo sistema de cálculo del “momento”, fue registrado a las 03H30 locales (01H30 GMT) y tuvo su epicentro a 8,8 km de profundidad.
“Es una tragedia sin precedentes”, afirmó el jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi, que anuló un viaje oficial previsto a Rusia para este mismo día y decretó el estado de emergencia.
Según Protección Civil, más de 10.000 viviendas y edificios quedaron inutilizables por el temblor, entre ellos un hotel y la Casa Estudiantes, donde residen cientos de jóvenes de la populosa Universidad de L’Aquila.
El papa Benedicto XVI manifestó su dolor por las víctimas y “en particular por los niños” que murieron en el sismo.
Berlusconi designó al jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, como coordinador de las tareas de rescate.
“Habrá numerosas víctimas, muchos heridos y muchas viviendas derrumbadas”, advirtió Bertolaso.
El casco histórico de L’Aquila, con numerosas edificios históricos y monumentos artísticos y que en total cuenta con 60.000 habitantes, resultó bastante dañado. La nave de una iglesia se derrumbó, al igual que parte de una residencia estudiantil.
Desde Turquía, el presidente estadounidense Barack Obama presentó sus condolencias a las víctimas del sismo.
Rusia, Alemania, Francia, Grecia, Israel y la Unión Europea (UE) ofrecieron su ayuda, indicó Agostino Mozzo, portavoz de la Protección Civil.
Varios sismos de magnitud menor fueron registrados durante toda la noche del domingo en toda la península, sobre todo en la región de Marcas y en la costa Adriática.
Italia es uno de los países más expuestos a temblores y sismos por su constitución geofísica y según las autoridades, al menos veinte millones de italianos “están expuestos a riesgo sísmico”, según la protrección civil.